29 octubre, 2014

El puñal de la semana clavado en mi espalda.

Cuando el viento frena tus acciones y reprime tus emociones. 
Cuando la luz del Sol ciega tus ojos, impidiéndote ver más allá de sus hermosos destellos.

Cuando el viento se vuelve persona y la luz del Sol sus promesas.

Vas camino de la perdición y no te das cuenta, hasta que las frías garras de la locura y la soledad se aferran a tu pecho, rodeándote tan fuerte que, poco a poco, forman parte de ti. 

15 octubre, 2014

Ladrón de palabras.


"La noche es más oscura justo antes del amanecer".

Puede que esa sea la razón por la que mis besos saben mejor de madrugada
o quizás sea que mis ganas de ti aumentan cuando hablamos de mañana,
porque sé que te irás en cuanto empiece a salir el Sol.
Como cada día.
Y siento lo mismo que si metiese un gol
en mi propia portería:
Rabia, impotencia y vergüenza.
Rabia por tener que verte día tras día partir.
Impotencia por no ser para ti una buena razón que te haga quedar.
Vergüenza por estar ante ti con mi alma desnuda,
al igual que mi cuerpo,
dejando que juegues con mis sentimientos,
como cuando antes pasábamos las tardes jugando al Scrabble.
Pero ahora tú te has llevado todos los puntos
y me dejas a mí únicamente con las letras
que forman diez, veinte o treinta palabras por segundo,
frases sin sentido,
que intentan ganar la batalla por la que vivo,
esa en la que se disputa quién ganará tu mente y tu corazón.
Y, honestamente, espero ser yo.

Todo esto me está haciendo perder la razón.
Porque... ¿Qué ocurre cuando el girasol se enamora de la luna?
Así de atormentada me tienes,
enamorada de la noche.
Tu noche.
Mientras otros prefieren la mañana y el día.
Tu día.
Y es que eres como la luna.
Con dos caras.
Pero yo me quedo con la oscura.
La que no se ve, la que los demás nunca logran ver.
Porque esa es la que mejor te refleja
y sólo la has mostrado conmigo.
Cuando me hablas de tu futuro, con esa voz de niño ilusionado
o de tu pasado, con una voz ronca que derrama dolor.
Cuando dormimos abrazados.
Cuando me cuentas historias acerca de una chica engreída que se enamora de su ladrón.
Cuando bailamos por todo el salón,
sin música, pero igual de apasionados.
O cuando me cantas al oído mientras miramos las estrellas brillar acostados en mi terraza.

Y quiero que te quedes,
por si aún no ha quedado claro.
Quiero que me despiertes con un beso,
que el primer café del día lo tomes conmigo
y luego... No sé... Haremos lo que quieras.
Te prometo que esta vez no me quejaré.
Podremos quedarnos en la cama hasta las diez.
Sólo despiértame y quédate todo el día.



Atentamente, tu chica ya no tan engreída.




06 octubre, 2014

Tan cierto que quema.

Esta es la historia de una chica de melena roja, una melena del color del atardecer.
Una chica sin rostro, a la que puede que cada uno vea de manera diferente.
Pero ella, cuando se mira en el espejo solo ve negro y tristeza.
No lo puede evitar.
El negro es su color favorito y la tristeza ha sido su compañera de corazón cuarto desde que tiene uso de razón.


Cada mañana despierta antes de su hora,
perdiéndose,
contando las salpicaduras de pintura azul de la pared sobre su techo blanco algo mal pintado.
Apagando la alarma del despertador cuando éste da su cuarto o quinto aviso, ya se ha convertido en una rutina.
Esperando a que tu cara quede frente a frente con la suya, sobre la almohada, esperando a que un "buenos días" pronunciado por tus labios llegue a rescatarla.





Porque puede que otras chicas pierdan las bragas por tu sonrisa y por el final de tu espalda, pero ella desespera por tan sólo volver a oírte cantar.
  
Y cuando se observa, sólo ve esos lunares.
Tiene tantos lunares en sus hombros, en su espalda, en sus mejillas...
Ella los llama pequeños lugares remotos que tus dedos recorrieron y exploraron.
Porque antes de ti,
para ella,
no existía nada.


Dicen que hay tantos corazones en la Tierra como estrellas en el firmamento.
Pero su corazón es distinto, el suyo va, a cada segundo, mucho más rápido que el de cualquier otro ser humano e incluso más aún que el de un enamorado. 
El suyo es un corazón con forma de reloj, cuyas agujas van en sentido contrario, avisándola de cuánto le queda para que explote, sin permiso.
Es tan amargo que se queda atragantado en las gargantas de la gente y, a la vez, tan dulce que acaba empachando. Y esa es la razón de su soledad.
O puede que sea porque le gusta estar sola, con su mente. Pero contigo.


Y desde pequeña siente que su alma es de sirena,
quizás fue una en otra vida no muy lejana.
Si la veis, algunos podríais confundirla con Ariel
y es que ella también suele pasarse el día hablando con animales.
Aunque su semejanza reside,
tal vez,
en que al igual que Ariel, ella tampoco puede hablar
y está esperando a que le devuelvan su cola para así poder recuperar su voz.
Porque en el mar es donde encuentra su verdadera calma, ahí es donde se siente libre...

Y le encantaría ser como Atenea, por siempre su diosa de la mitología griega, tan fuerte como inteligente.
Y le encantaría encontrar a su soñado señor Darcy,
aunque ella no es Elizabeth Bennet, por supuesto.
Su alma es más Catherine Earnshaw de lo que le gustaría,
tan bella, tan frágil,
como vana, superficial y egoísta.
Entonces...
¿Dónde está su único e irrepetible Heathcliff?
Ese que daría su vida por ella.

"Amo a mi asesino, pero al tuyo ¿cómo puedo amarle?"
¡Oh! Ni siquiera ella misma sabe cómo amarte.

















Te espera cada día.
En verano,
con tus gafas oscuras que una mañana te dejaste sobre el estante del salón,
tumbada en la playa,
protegiéndose del sol,
ya no le importa la arena,
le recuerda a tus manos sobre su espalda.

Y en invierno,
con las medias grises que le compraste por uno de sus cumpleaños,
esas que tanto te gustaban,
tumbada sobre la hierba,
fría,
con el viento helado moldeando su pelo rojizo.
Esperando a poder ver la nieve alguna vez.
Pero sabe que deberá pasar un largo tiempo para que eso suceda.
Y tiene la esperanza de que tú vuelvas antes de ese día.
¿Volverás?


Por las noches se pasea por las oscuras calles de su barrio, tan desconocidas a la luz del día y tan familiares cuando el reloj marca más de las doce.
Le gusta sentarse en ese banco que prácticamente lleva ya su nombre. Aunque no escrito. Sólo ella lo ve.
Le gusta mirar las ventanas de los edificios e inventarse una historia por cada luz encendida y cada luz apagada.
Cuando llega a casa y se recuesta en el frío suelo de su habitación ve, un amanecer tras otro, al fiel gato de su ventana llorar,
maullar a la luna,
buscando consuelo.
Cuando llega a casa,
la chica sin rostro y sin voz,
escribe. 


Te quiero. ❤

Amor.
¿Qué es amor, en realidad?

Pensaba que nunca podría saber cómo amar a alguien, pero eso era antes de que él llegará a mi vida.

Amistad y lealtad son las dos mejores cosas que ha conseguido enseñarme. Porque es el amor de mi vida y el mejor amigo que jamás tendré.
Y quizás suene cursi. Pero es lo que es, porque me vuelvo tan ñoña cuando estoy con él.

Y sé que algún día ya no vas a estar...
Las cosas no son por y para siempre.
No me puedo imaginar el día en que ya no estarás conmigo, te echaré tanto de menos que no sabré si podré soportarlo.

Pero por ahora disfrutaré de cada segundo contigo.

Y que te quiero, te querré por siempre.
Eres mi mejor compañía.

Simplemente, es amor perruno.










No la dejes morir...