28 septiembre, 2014

Los bolígrafos y sus tintas casi siempre agotadas.

A la luz de la luna, en una punta de la costa
hay una fiesta.
En la otra punta, tu y yo.
Una cena,
tus besos,
y unas velas.
Pero cuando las soplo
sólo queda tu sombra.
Y no me gusta,
porque la oscuridad me repugna,
salvo cuando en el cielo
puedo observar las estrellas.
Tan perfectas,
situadas a conciencia.
Pero siempre he preferido la luna,
no me preguntes por qué,
pero me quedo embobada viéndola.
Tan embobada que no me di cuenta de que,
mientras ella seguía quieta en su lugar,
mi tierra daba vueltas porque tú te habías ido,
rendido.

Y me gustaba el azul en mis uñas
y el rojo de mis labios en tu cuello y en tus mejillas.
Pero ahora llevo las uñas pintadas de rojo,
eso sí,
aún no he aprendido a pintármelas sin salirme del borde,
eso sigue igual,
vivo siempre saliéndome del borde.
Y mis labios van de un rosa que da vida,
me da vida,
repartiendo besos a quien me los pida.

Tendría que haberles hecho caso cuando me dijeron:
"no escribas tantas historias con finales felices,
que un día te vas a quedar sin tinta y sin papel".
Y en nuestro caso se acabó el papel.
Y la tinta de mi boli se extiende ahora por mis manos,
resecándose en las yemas de mis dedos.
Dibujando cielos de color azul oscuro.

A estas alturas deberías saber que ninguna mariposa
nace siendo hermosa.
Y ahora que tú ya has pasado por mí,
aún sin saber si yo pasé por ti,
ahora,


me siento mariposa. 

21 septiembre, 2014

Fotografías pasadas en tiempos presentes.


Hoy es uno de esos domingos nostálgicos que te impiden salir de la cama o levantarte del sillón. "Una buena película y una buena almohada son las mejores armas para almas desoladas". (Se ha convertido en mi lema favorito).
Y aquí estoy yo, viendo viejas fotografías de tiempos remotos, de oportunidades fugadas y de lugares con tal aspecto que recuerdan al paraíso. Pero, ¿qué es un paraíso? Un lugar hermoso y tranquilo, en el que el aire es tan puro como el alma intacta de un recién nacido, ¿tal vez? O quizás simplemente sea un lindo paisaje con un mar profundamente azul y árboles de un verde que jamás habías visto, con una vasta playa milagrosamente solitaria... Pero para mí, el paraíso es aquel lugar donde te encuentres tú. Aunque ni siquiera sé si ese tú existe. 
Los cuentos de hadas me han hecho creer que en alguna parte se encuentra mi príncipe azul, un encantador y apuesto hombre que nada más verme quedará prendado de mí y cuando mire, me vea simplemente a mí y que viviremos felices y que comeremos perdices... Y he sido tan tonta que ahora es cuando me doy cuenta que la espera no vale la pena, porque ¿a quién quiero engañar? Mi alma devastada y continuamente atormentada no está hecha para vivir ni un instante de felicidad o fortuna, además, ¡ni siquiera me gustan las perdices! 
Pero soy tan repulsivamente romántica que los cuentos de hadas son aquellas únicas lecturas que predominan mi interminable lista de libros por leer. Así que seguiré soñando con historias de amor y de desamor, imaginando ser la eterna protagonista y esperando por mi príncipe a que toque en la puerta de mi humilde morada que rebosa locura por sus cuatro ventanas. Que no me importa que sea azul, verde o del color del arco iris, porque yo soy azul casi todos los días de mi vida, morado algunas veces y negro una vez al mes. Después de todo, no hay nada en la vida que no tenga un poco de color.


Posdata: ¡Feliz domingo, sensibleros!

20 septiembre, 2014

Rimas Incandescentes (I).






Últimamente creo que me estoy volviendo loca
Cada día pierdo más la razón
Y es que voy dando tumbos
Viajando con prisas pero siempre sin rumbo
Sujetando en mis manos mi corazón
Y con mi mente intentando salir de mi boca.

Caja de zapatos.



Siempre me han gustado las cajas de zapatos
Y esta mañana busqué en una de ellas tus huellas
Pero ya no estaban
Las borró el viento
Al igual que el viento deformó la palabra  a m o r  que aún salía de mi boca.

A lo lejos oigo a niños gritar, correr, saltar
¡Qué bien se sentía ser niña! Sin ninguna preocupación
Aunque a veces sin siquiera voz para poder opinar.

Todavía no saben lo que les espera
Crecer, crecer y madurar
Es una de las cosas menos bellas que he tenido que experimentar
Antes (y ahorale tenía miedo a morir
Pero no me había dado cuenta de que vivir es lo que más nos hace sufrir.

Prisas, trabajos, preocupaciones,
estudios, llantos, competiciones,
envidias, pérdidas y amores...
Demasiadas emociones para sentirlas todas en tan poco tiempo
Tiempo que se esfuma, se consume y nos limita.

Pero ya está bien de divagar
Cierro la caja de zapatos y la guardo otra vez vacía
Para recordar
Como una reliquia que nos recuerda los pasos que una vez dimos
Y los que nos quedan por dar
Y sin saber que me deparará mañana
Prefiero recorrer por mí misma mis últimas pisadas...