Te espera impaciente.
Te acecha y espía.
Aguarda.
Te persigue.
Le temes.
Intentas huir.
Pero te encuentra.
Y te engaña.
Y confías.
Porque crees estar a salvo.
Aunque en el fondo sabes que no es cierto.
Te atrapa.
Se mete en tu piel y en tu cabeza.
Te agarra con firmeza.
Te arrastra consigo.
Y cedes.
Porque es más fuerte que tú.
Porque ya no te importa.
Porque os habéis convertido en una sola persona.
Porque os habéis convertido en una sola persona.
Se acabó.
Demasiado tarde para volver atrás.
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