Ese silbido en la noche.
Que suena a lo lejos y se oye a
través de cualquier ventana.
La mismísima tristeza para algunos.
La mismísima lujuria para otros.
Se repite constantemente su melodía.
Noche tras noche.
Canturreando su música sin cesar.
Incitando a lo prohibido…
Como si se mantuviese en pie con las
manos en alza.
Preparadas para sujetar a aquel que
se atreva a saltar a sus brazos.
Ese silbido en la noche.
Que recorre la ciudad.
Banda sonora de las almas perdidas.
De las estrellas que ya no brillarán
jamás.
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