Cuando el
viento frena tus acciones y reprime tus emociones.
Cuando la luz del Sol ciega
tus ojos, impidiéndote ver más allá de sus hermosos destellos.
Cuando el
viento se vuelve persona y la luz del Sol sus promesas.
Vas camino
de la perdición y no te das cuenta, hasta que las frías garras de la locura y
la soledad se aferran a tu pecho, rodeándote tan fuerte que, poco a poco,
forman parte de ti.
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